martes, 12 de agosto de 2008

Senegal comienza la plantación de la Gran Muralla Verde, un cinturón vegetal que pretende unir Dakar con Yibuti

Cada año, el Sáhara engulle 1,5 millones de hectáreas en los países del Sahel, como un reloj de arena que avanza, de manera imparable, de norte al sur del continente. Pero África no se resigna a convertirse en un territorio yermo: quiere domar el desierto.

Tras tres años de preparativos, Senegal comenzó el 1 de agosto la construcción de la Gran Muralla Verde, un proyecto que busca frenar el avance del Sáhara con un cinturón vegetal de 7.000 kilómetros de longitud y 15 de ancho entre el Atlántico y el Índico.


Al menos una iniciativa, que no acabe matando gente. Es curioso también que en sitios con problemas extremos al final usen árboles en busca de ayuda, cuando en otros sitios la deforestación es un hobby.

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