Durante mi última visita a la catedral de Burgos no pude de dejar de fotografiar esos continuos guiños a la muerte, que aparecen en multitud de esculturas de esta maravillosa catedral.
Por cierto, tengo que investigar la historia de los hombre peludos, o quizá tenga algo que ver con los arboles vivientes del seños de los anillos.
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