domingo, 21 de noviembre de 2010
AMIGOS DE LOS GITANOS RUMANOS- EL GALLINERO: Fiesta de pobres en El Gallinero-VICENTE ROMERO
AMIGOS DE LOS GITANOS RUMANOS- EL GALLINERO: Fiesta de pobres en El Gallinero-VICENTE ROMERO: "El día de los derechos de los niños debería de ser cada día. Como todos los días de... que se suceden en el calendario para recordarnos la n..."
viernes, 19 de noviembre de 2010
Noticia: Dmitry Medvedev, Russian president, stressed the importance of Iran having a peaceful nuclear programme (Reuters)
"peaceful nuclear programme"
Siempre me han llamado la atención cosas como esta!!!!
jueves, 18 de noviembre de 2010
¡Normas para las empresas, derechos para las personas!
Acabo de tomar parte en esta acción: ¡Normas para las empresas, derechos para las personas! - A los jefes de Estado de la Unión Europea y al Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso.
Tomar medidas también: http://www.rightsforpeople.org/?lang=es
Más información acerca de la petición: Las empresas europeas, con sus actividades en todo el mundo, provocan impactos en la vida de las personas. Muchos de ellos son positivos, como generar empleo o potenciar el traslado de tecnología. Sin embargo, también pueden causar daños sustanciales sobre las personas y el medio ambiente. Con demasiada frecuencia y especialmente cuando operan en países del sur, las empresas adoptan comportamientos inaceptables desde imponer condiciones precarias en el empleo, hasta destruir selvas tropicales.
**¡Necesitamos que se oiga tu voz!**
Ayúdanos a conseguir que las empresas europeas pongan a las personas y al medio ambiente por encima de los beneficios. Ayúdanos a entregar más de 100.000 firmas a los gobiernos europeos.
El texto denuncia: Las empresas europeas deben asumir su responsabilidad legal cuando causan impactos negativos sobre las personas y el medio ambiente, en cualquier país donde estén operando. Las empresas multinacionales deben publicar información veraz sobre sus actividades. Las víctimas de terceros países deben tener acceso a la justicia en la UE.
Tomar medidas también: http://www.rightsforpeople.org/?lang=es
Más información acerca de la petición: Las empresas europeas, con sus actividades en todo el mundo, provocan impactos en la vida de las personas. Muchos de ellos son positivos, como generar empleo o potenciar el traslado de tecnología. Sin embargo, también pueden causar daños sustanciales sobre las personas y el medio ambiente. Con demasiada frecuencia y especialmente cuando operan en países del sur, las empresas adoptan comportamientos inaceptables desde imponer condiciones precarias en el empleo, hasta destruir selvas tropicales.
**¡Necesitamos que se oiga tu voz!**
Ayúdanos a conseguir que las empresas europeas pongan a las personas y al medio ambiente por encima de los beneficios. Ayúdanos a entregar más de 100.000 firmas a los gobiernos europeos.
El texto denuncia: Las empresas europeas deben asumir su responsabilidad legal cuando causan impactos negativos sobre las personas y el medio ambiente, en cualquier país donde estén operando. Las empresas multinacionales deben publicar información veraz sobre sus actividades. Las víctimas de terceros países deben tener acceso a la justicia en la UE.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
lunes, 8 de noviembre de 2010
Alcémonos contra tanta injusticia
Alcémonos contra tanta injusticia
Autor: José Carlos García Fajardo - Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias
No podemos ser cómplices con nuestro silencio. Muchas leyes no nos obligan porque son injustas, aunque legales. Cada día más personas toman conciencia de que es absurdo, además de injusto, que unos tengan tanto y otros no alcancen lo necesario. Es una aberración que va contra los derechos fundamentales de los seres humanos y de toda la naturaleza.
El derecho de resistencia se convierte en deber cuando afecta a la justicia y a la libertad.
Los datos sobre el desarrollo que cada año nos ofrecen agencias de la ONU, como el PNUD, constituyen un escándalo. ¿Cómo puede ser posible que el 18% de la humanidad acapare el 80% del consumo de la tierra? ¿Cómo puede ser posible que haya casi dos mil millones de seres en la miseria, sin acceso al agua potable, a la instrucción básica, a la sanidad más elemental, a una maternidad responsable, a un medio ambiente degradado por el despilfarro de una industria letal, por la codicia de unos pocos?
Es como si un opresor invadiera nuestras tierras, esclavizara a nuestros hombres, violara a nuestras mujeres, sodomizara a nuestros hijos, ¿tendríamos que colaborar con ellos? La razón natural, el sentido común, la íntima convicción nos dice que no.
Como la Peste, de la que escribiera Albert Camus: “Nos ha invadido y nos estamos acostumbrando a vivir entre cadenas”. ¡Están locos y nos hacen creer que los locos somos nosotros! Durante miles de años se tuvieron por "normales" – estaban reguladas por normas legales,- la esclavitud, la inferioridad de las mujeres, el dominio de unos pueblos sobre otros, de unas culturas y de unas religiones sobre otras, el racismo, el imperialismo de la cruz y de la espada o de la media luna, la conquista de América, la colonización de África y de Asia, la persecución de los que no pensaban como el grupo dominante, la Inquisición, el dominio capitalista y los totalitarismos comunista y fascista.
¿Acaso nuestros hijos no nos preguntarán cómo no sentimos horror ante las guerras actuales, la criminal siembra de campos de minas que destrozan a inocentes, la miseria impuesta a pueblos empobrecidos, la prepotencia de las multinacionales, la tiranía de las ideologías, la divinización del consumismo, la marginación de las gentes de color y de los que exigen su derecho a ser diferentes, del genocidio de los indígenas, de la explotación de los niños y de las mujeres, de los bombardeos de poblaciones civiles, de los embargos que siempre padece la población civil y nunca los militares ni los policías ni los miembros del Partido en el poder?
¿Acaso no somos responsables, mediante el pago de nuestros impuestos, de la fabricación y venta de armas por millones de dólares a gobernantes que envían a sus pueblos a la muerte, al hambre y a la desesperación?
¿No somos capaces de despertar ante este aullido de dolor, de envilecimiento, de absurda carrera hacia la destrucción y hacia la muerte? Cada día mueren en situaciones inhumanas millares de seres, cada día penan con enfermedades fácilmente controlables, cada día hay un ejército de millones de parados reclamando su derecho a participar en la construcción de la comunidad, cada día sufren millones de seres en cárceles nauseabundas, cada día se puede oír el estruendo de los campos de concentración en que hemos convertido los arrabales de las grandes ciudades.
¿Cómo no va a ser legítima nuestra resistencia ante este estado de cosas? Cumpliremos las leyes con "restricción de conciencia" para derribar desde dentro este orden inhumano. Se trata de un grito de libertad nacido de experienciar la soledad en la que el ser humano deambula perdido. Esta sociedad en la que sobrevivimos es injusta, el orden socio-político-económico ya ha mostrado su esclerosis múltiple. Hoy la información que compartimos en la sociedad en red nos permite propagar el grito de libertad que, como el amor, es contagioso. Basta con que unos cuantos se decidan en lo más profundo de su corazón a denunciar la injusticia que impera y a cooperar en la regeneración del tejido social con la transformación de sí mismos. Nos han engañado con el cuento de que si cumplimos tales y cuales normas, que ellos se han inventado para mantenerse en el poder, tendremos "seguridad". Eso es lo que nos han vendido: seguridad. En la salud, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en la ancianidad, en la vida "civilizada". No es posible ser feliz mientras muchos padecen inhumanamente. El mundo se ha vuelto aldea y ahora nos sabemos responsables unos de otros y con el medio en el que vivimos.
Autor: José Carlos García Fajardo - Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias
No podemos ser cómplices con nuestro silencio. Muchas leyes no nos obligan porque son injustas, aunque legales. Cada día más personas toman conciencia de que es absurdo, además de injusto, que unos tengan tanto y otros no alcancen lo necesario. Es una aberración que va contra los derechos fundamentales de los seres humanos y de toda la naturaleza.
El derecho de resistencia se convierte en deber cuando afecta a la justicia y a la libertad.
Los datos sobre el desarrollo que cada año nos ofrecen agencias de la ONU, como el PNUD, constituyen un escándalo. ¿Cómo puede ser posible que el 18% de la humanidad acapare el 80% del consumo de la tierra? ¿Cómo puede ser posible que haya casi dos mil millones de seres en la miseria, sin acceso al agua potable, a la instrucción básica, a la sanidad más elemental, a una maternidad responsable, a un medio ambiente degradado por el despilfarro de una industria letal, por la codicia de unos pocos?
Es como si un opresor invadiera nuestras tierras, esclavizara a nuestros hombres, violara a nuestras mujeres, sodomizara a nuestros hijos, ¿tendríamos que colaborar con ellos? La razón natural, el sentido común, la íntima convicción nos dice que no.
Como la Peste, de la que escribiera Albert Camus: “Nos ha invadido y nos estamos acostumbrando a vivir entre cadenas”. ¡Están locos y nos hacen creer que los locos somos nosotros! Durante miles de años se tuvieron por "normales" – estaban reguladas por normas legales,- la esclavitud, la inferioridad de las mujeres, el dominio de unos pueblos sobre otros, de unas culturas y de unas religiones sobre otras, el racismo, el imperialismo de la cruz y de la espada o de la media luna, la conquista de América, la colonización de África y de Asia, la persecución de los que no pensaban como el grupo dominante, la Inquisición, el dominio capitalista y los totalitarismos comunista y fascista.
¿Acaso nuestros hijos no nos preguntarán cómo no sentimos horror ante las guerras actuales, la criminal siembra de campos de minas que destrozan a inocentes, la miseria impuesta a pueblos empobrecidos, la prepotencia de las multinacionales, la tiranía de las ideologías, la divinización del consumismo, la marginación de las gentes de color y de los que exigen su derecho a ser diferentes, del genocidio de los indígenas, de la explotación de los niños y de las mujeres, de los bombardeos de poblaciones civiles, de los embargos que siempre padece la población civil y nunca los militares ni los policías ni los miembros del Partido en el poder?
¿Acaso no somos responsables, mediante el pago de nuestros impuestos, de la fabricación y venta de armas por millones de dólares a gobernantes que envían a sus pueblos a la muerte, al hambre y a la desesperación?
¿No somos capaces de despertar ante este aullido de dolor, de envilecimiento, de absurda carrera hacia la destrucción y hacia la muerte? Cada día mueren en situaciones inhumanas millares de seres, cada día penan con enfermedades fácilmente controlables, cada día hay un ejército de millones de parados reclamando su derecho a participar en la construcción de la comunidad, cada día sufren millones de seres en cárceles nauseabundas, cada día se puede oír el estruendo de los campos de concentración en que hemos convertido los arrabales de las grandes ciudades.
¿Cómo no va a ser legítima nuestra resistencia ante este estado de cosas? Cumpliremos las leyes con "restricción de conciencia" para derribar desde dentro este orden inhumano. Se trata de un grito de libertad nacido de experienciar la soledad en la que el ser humano deambula perdido. Esta sociedad en la que sobrevivimos es injusta, el orden socio-político-económico ya ha mostrado su esclerosis múltiple. Hoy la información que compartimos en la sociedad en red nos permite propagar el grito de libertad que, como el amor, es contagioso. Basta con que unos cuantos se decidan en lo más profundo de su corazón a denunciar la injusticia que impera y a cooperar en la regeneración del tejido social con la transformación de sí mismos. Nos han engañado con el cuento de que si cumplimos tales y cuales normas, que ellos se han inventado para mantenerse en el poder, tendremos "seguridad". Eso es lo que nos han vendido: seguridad. En la salud, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en la ancianidad, en la vida "civilizada". No es posible ser feliz mientras muchos padecen inhumanamente. El mundo se ha vuelto aldea y ahora nos sabemos responsables unos de otros y con el medio en el que vivimos.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Jesús de Nazaret a los apóstoles (Dedicado a la Visita del Papa Benedicto XVI a España)
"No cojáis nada para el camino: ni bastón , ni alforja, ni pan ni dinero, ni llevéis cada uno dos túnicas [propio de gente acomodada]. Quedaos en la casa en que os alojéis [no ser exigentes en cuanto al alojamiento] hasta que os vayáis de aquel lugar. Y en caso de que no os reciban, sacudíos el polvo de los pies. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la buena noticia y curando en todas partes" (Lucas 9, 3-6)
miércoles, 3 de noviembre de 2010
"Un verdadero conocimiento de las matemáticas no se deriva del aprendizaje por memorización o de la argumentación racional, sino más bien a través del descubrimiento de la lógica y la claridad de las matemáticas en la propia conciencia de uno mismo. Cuando uno percibe la verdad de un enunciado matemático no se puede negar, porque se hace evidente por sí mismo a la inteligencia."
William C. Chittick
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